Realmente, el título es perfecto para cómo me he sentido hoy. Resulta que anoche me sentí muy triste; simplemente estoy perdido sin Edgar, el amor de mi vida, por lo que fui a visitarlo. Me fui caminando, ya que su casa no queda muy lejos de la mía, y así corría más posiblidad de que me dejara entrar. Al llegar, estuve un momento pensando lo que le diría. Toqué el barandal y esperé. Su madre salió casi inmediatamente, recibiéndome cálidamente. "Hola, Angelito. Pasa, adelante. Huguito está en su cuarto, ve allá", me dijo con una voz muy amable. Golpeé suavemente la puerta y una dulce voz me dijo que pasara. El cuarto estaba oscuro, iluminado solamente por la luz en el escritorio de mi amado. Lo saludé nerviosamente y él, al reconocer mi voz, no dijo más que "¿Qué quieres?".
Yuki: Yo... nada más quería hablar contigo.
Edgar: Pues no puedo. Estoy ocupado.
Yuki: ¿Ocupado? ¿Qué estás haciendo?
Edgar: Algo... Mira, siéntate. Cuando acabe hablamos.
Yuki: Pero necesito preguntarte algo.
Edgar: Ya te dije, me preguntas cuando acabe.
Como no había ninguna silla además de la que Edgar estaba usando, me senté sobre su cama. Esperé a que terminara lo que hacía durante varias horas, pero no parecía que fuera a acabar. Me quedé dormido. Sin embargo, soy algo extraño: tengo sueño muy pesado, y no despierto, a menos que toquen mi estómago o que sea de mañana. Pero no puedo dormir más de dos horas seguidas en una casa ajena, algo siempre me lo impide. Desperté y me di cuenta que estaba desnudo, y mi ropa estaba tirada en el suelo. Las ventanas abiertas, la luz de la luna sobre mi cara, y lo más importante: las tiernas manos de mi amado deslizándose sobre mi cuerpo. Me sentí muy feliz. "Edgar no está molesto conmigo. Las cosas vuelven a estar bien", pensé.
"Oh, estás despierto", dijo él, sonrojándose. Asentí con la cabeza y besé su frente. Todo se sentía diferente a como siempre, pero era una situación familiar. Me hizo recordar la primera vez que nos acostamos. Él me abrazó y me empujó suavemente hasta que quedé recostado sobre la cama. Me besó con dulzura y luego pasó sus labios sobre mi cuello con mucha gentileza. Luego comenzó a lamer mi pecho... Cada vez bajaba más. Finalmente, llegó al momento en que empezaría lo de verdad. Rodeó mi parte con su lengua y la acarició con ternura. Luego de varios minutos, me pidió que me hincara sobre la cama. Ya se imaginan lo que pasó después. Al fin logré sentir lo que él ha sentido todo este tiempo. "Haces hermosos sonidos, al ritmo de mis movimientos", dijo Edgar. Nos quedamos dormidos.
Hoy en la mañana, desperté con el sonido de su alarma. Saltó de la cama, me tomó de la mano y nos dirigimos al baño. Abrió la llave de la regadera y entramos juntos. Era una escena tan romántica... Ambos desnudos, mojados, abrazados... besándonos apasionadamente. Tomó una barra de jabón entre sus manos y la deslizó con ágiles movimientos sobre mi cuerpo. Colocó otra barra sobre mi mano y me pidió que yo hiciera lo mismo. La verdad no sé por qué su familia tiene como cinco barras de jabón dentro de la regadera, pero estoy divagando, como siempre. Salimos del baño y regresamos al cuarto. Como yo no había llevado ropa, ya que no pensaba dormir ahí en un principio, me puse las prendas que traía puestas el día anterior. Bajamos, tomamos desayuno, y nos fuimos a mi casa para que yo pudiera cambiarme. Luego de eso, nos fuimos a la escuela tomados de las manos. Sin embargo, en cuanto llegamos, me soltó y se apartó de mí. En todo el día no volvió a hablarme.
Me siento extraño. ¿Cómo puede acostarse conmigo tan fácilmente una noche, y no dirigirme la palabra al día siguiente? Tal vez eso no significó nada para él, y yo solo soy un depósito para guardar sus penas y saciar sus deseos de sexo. Quizá en verdad sale con Andrea, y no quería que nos viera juntos. Sea lo que sea, me ha hecho sentir como un desecho del bajo mundo. Quiero que me tome en serio, que nuestra relación sea verdadera. Ya no sé si creer que todo fue un simple juego desde el principio, o si ya no me quiere más que para eso. Por favor, alguien que me asesine.
jueves, 26 de febrero de 2009
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